Routeburn Track – La historia más allá del sendero

Te voy a contar la historia detrás de la historia, la experiencia que hace que algo sea especial y quede en la memoria. Esta historia va transcurriendo durante los tres días en que hice The Routeburn Track.

Te pongo un poco en contexto, decidí viajar a Nueva Zelanda (NZ) y mientras elegía que ciudad visitar me tope con la oportunidad de realizar una de las grandes caminatas que tiene ese país. El viaje lo iba hacer sola y la caminata de tres día por la montaña también. Era la primera vez en mi vida que iba a hacer algo así y por supuesto todo el que podía emitir opinión me decía que estaba loca, cosa que a esta altura de la vida ya no me afecta, porque para ser sincera sí, estoy loca! y me hago cargo y gracias a ello puedo contar esto.

Por donde empezar, creo que por contar sobre las primera señales que tuve y que no preste atención.

Bobbie -una de las dueñas de EasyHike- me había pasado mucha información sobre la excursión. Entre todos eso venía la pregunta «¿tenes alguna duda?¿Alguna consulta que me quieras hacer?» y la verdad que no tenía dudas porque no sabía que esperar, nunca había hecho algo así, y más allá de lo básico que estaba cubierto por la información que me había pasado no tenia ninguna inquietud.

Llegó el día de hacer la caminata y todo se dio como lo describo en Día 1 – De Queenstowns a Lake Mackenzie Hut.

Eran las 20:30 de la noche y estaba en el porche de la cabaña junto con Georgia (oriunda de Italia) y con un viajero de Israel, estábamos hablando sobre caminatas y todo eso y salió el tema de que se había pronosticado para el día siguiente vientos fuertes y que si eso sucedía se iba a cerrar el paso por medida de seguridad.

Georgia¿Qué vas a hacer si se cierra el paso?

YoNo lo sé.

Y verdaderamente no lo sabía, en ese preciso momento me di cuenta que esa era una pregunta que tenía que haber hecho en su momento, la pregunta hubiese sido algo así «¿Qué pasa si por algún motivo se cierra el paso? ¿Hasta que hora puedo esperar para decidir si me regreso, me quedo o avanzo? ¿Tengo que permanecer en la cabaña aunque no tenga reservada otra noche? ¿Tengo que volver a The Divide Shelter y esperar? ¿Si me quedo una noche más pierdo la reserva en la siguiente cabaña?» como ven había más de una pregunta que en ese momento no tenía respuesta.

Mientras la charla avanzaba, mi dialogo interno conmigo misma también se disparaba, y como no hacerlo, The Divide Shelter estaba en medio de una ruta y era eso un refugio y nada más; la única forma de llegar a un pueblo era haciendo dedo. Pero ahí estaba esa voz que llevamos dentro, esa que aplica lógica, inyectando tranquilidad en la tormenta:

Esa voz: «Si Dios te permitió llegar hasta acá no es para dejarte varada en el medio de la nada»

Yo: «Es verdad, no importa si se cierra el paso, de alguna forma las cosas se van a acomodar a mi favor»

Y así sin más me fui a dormir, el día había sido largo. Recuerdo que no tarde ni 10 minutos en caer dormida.

A la mañana siguiente, me desperté y lo primero que vi fue el cielo, había nubes pero no estaba cubierto completamente, había esperanza que el día estuviese «bien» para avanzar pero eso no lo sabría hasta las 8:00 cuando el guarda parque pone sobre la pizarra los datos oficiales del clima y comunica las novedades para poder avanzar.

Desayune con Georgia y hablamos de lo que ella iba a hacer ese día, su plan era caminar un poco más para ver parte del paisaje y volver a Divide Shelter para recoger su auto y volver a la ciudad.

GeorgiaSi el paso esta cerrado, te puedo alcanzar hasta Te Anau, ¿eso te serviría?

YoSi, desde ahí puedo ver la forma de regresar a Queenstown, Gracias!

Tenia una opción y eso era más de lo que tenia la noche anterior, pero … sabía que el paso no se iba a cerrar, ¿cómo? No lo sé, simplemente tenía la seguridad.

A las 08:15 de la mañana inicie el viaje hacia adelante y eso te lo cuento en el Día 2 – De Lake Mackenzie Hut a Routeburn Falls Hut, durante todo el día el lema fue «one way, go ahead, keep moving, … get back is not an option»

Era la mañana del tercer día, y F (así llamo a el guarda parque de Routeburn Falls Hut) preguntaba a cada uno que iba a hacer y hacia donde se dirigían y de paso comunicaba que el camino desde la ciudad Glenorchy al último refugio se encuentraba cerrado por la caída de arboles producto de la tormenta de la noche. Otro momento sublime en que me di cuenta que esa era otra pregunta que tenía que haber hecho: «¿Qué pasa si por alguna razón nadie puede llegar o salir del refugio?¿Cual es el procedimiento para estos casos?» En fin, «one way, go ahead, keep moving, … get back is not an option»

F: Mira que  nadie llega al refugio, y no sabemos cuanto tiempo va a tomar abrir el camino. ¿Que vas a hacer?

Yo: Tengo que llegar al refugio a las 12:00, así que voy a ir para allá y después veré.

Y así sin más inicié el camino.

No se en que momento F salio de la cabaña pero pasada dos horas me lo encontré en el camino, él estaba de regreso y me dijo que no tenia novedades sobre la situación del camino, pero que más adelante me iba a encontrar con J (así llamo a la guarda parque de Routeburn Flats Hut) y que le podía preguntar a ella si tenia noticias.

J: Hola, sabes que el camino esta cerrado?

YoHola; si. Tenes alguna idea cuando podría llegar a abrirse.

J: No, pueden pasar horas, ¿qué vas a hacer si el camino no se abre?

YoNo sé.  (la verdad no lo sabía, ni siquiera tenía idea de como era el refugió o lo que iba a encontrar)

J: ¿Tenes bolsa de dormir y comida?

YoSi

J: Bueno, si ves que no se abre, volve caminando unas dos horas hasta la cabaña Routeburn Flats Hut que te busco un lugar donde dormir.

Yo: OK, gracias. Esperare hasta las 5 o 6 de la tarde y tomaré una decisión.

Y seguí caminando, hasta que visualice el refugio Routeburn Shelter. ¿Qué me encontré ahí? Un insólito regalo.

Estaban ellos ahí, los únicos en toda el lugar. Jill y Dan; una pareja única, ella de Canadá y él de la costa Oeste de Nueva Zelanda. Ella con la apariencia de una joven sin preocupaciones, con su sonrisa siempre al frente, él con su aspecto de montañés.

Apenas llegue, me recibieron como si nos conociéramos de toda la vida, me invitaron con un té con leche y nos pusimos a hablar.

Eran las 12:30, el clima estaba como quería, llovía con sol, al rato paraba, el viento soplaba y hacia algo de frío, el viento paraban y tenias calor.

Mientras Dan dormía una siesta en una hamaca tipo paraguaya que había colgado dentro del refugio, Jill y yo salimos a caminar, ya estábamos aburridas de estar esperando, así que agarramos camino en sentido al Routeburn Flats Hut para preguntarle  a J. si tenía alguna novedad.

Ahí fue cuando Jill me contó su historia, de como había conocido a Dan y de que la siguiente semana se iban a casar. También me contó que era una mujer Cristiana, lo mismo que Dan y en ese momento todo cerro, ahí estaba esa voz otra vez «Él esta en control de todo, todo es por algo«.

Nunca pensé que hablaría de mi experiencia con Dios en ingles y mucho menos en hacer una oración en ingles, pero todo estaba en el lugar preciso en el momento justo y fue una experiencia única.

Juntas dimos gracias por el encuentro, bendecimos nuestro viaje, bendecimos el matrimonio de Jill y Dan  y declaramos que el camino se abriría antes de que cayera la noche y que llegaríamos a donde debíamos llegar.

Nunca llegamos a la cabaña, decidimos volver y mientras lo hacíamos venia gente caminando hacia nosotras, personas que iniciaban el camino hacia el otro lado y entonces el pregunte a Jill «¿Cómo llegaron esas personas al refugio«, nos miramos y estaba todo dicho, el camino estaba abierto, en ese momento celebramos porque sabíamos que todo había sido muy rápido, sobrenatural.

Llego el momento de despedirnos, Jill y Dan partieron, no sin antes pasarnos los datos para mantenernos en contacto.

Me quede sola en el refugio, sin mucho que hacer, ni ganas tenía de caminar. Pasaron 30 minutos y entonces me dije «Tendría que haberle pedido a Jill y Dan que me alcancen a Glenorchy«, por qué esas cosas no se me ocurren antes?

En eso pasa por el refugio una combi. Me acerco y le comento que estoy esperando a una combi de otra agencia y que no sabía si iba a pasar (ya había pasado más de 4 horas desde la hora pactada para el encuentro), entonces me dice «voy a buscar a alguien a un km y cuando vuelva te llevo al pueblo«, es verdad cuando dicen que las personas de NZ son las mas amigables.

Se marcho en busca de su pasajero. Me gire para ir a buscar mi mochila y en eso llega la combi que esperaba (en realidad era una 4×4), y nos vamos del lugar, rumbo a la ciudad de Glenorchy a buscar a otros pasajeros.

Mientras esperaba en la 4×4, veo la combi que pare en el refugio, se estaciona en frente, eran vecinos. El chofer me mira,  lo reconozco entonces lo saludos y le doy las gracias.

Fueron 3 días, llenos de situaciones únicas, y de confirmaciones y de experiencias vividas. De ese tipo de experiencias que aunque las relates no puedes transmitir la esencia porque solo tiene significado para quienes la viven en ese momento.

Espero que hayas disfrutado del relato y que puedas empezar a ver eso que llamo el lado C de las experiencias vividas, en donde lo extraordinario y lo imposible de la historia simplemente sucede.


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