Un viaje entre amigas

Querido blog,

Sé que te tengo un poco bastante abandonado pero no olvidado.

Tengo mucho que contarte y no se por donde comenzar. Te escribí esta carta después de mi último viaje pero nunca te lo envié, es que he estado con otro blog, no te pongas celoso, viajar y leer son dos amores que se complementan.

Recuerdo que el 29 de diciembre de 2016 tire todos mis planes de vacaciones y me sume a un viaje con amigas, pero no el clásico viaje de «vamos todas juntas de la mano al mismo lugar«, no, la idea era vayamos a donde queramos pero nos reunimos en un lugar en particular para celebrar un cumpleaños.

Y así fue como comencé el 2017 planificando un viaje que en menos de 3 meses tendría que ejecutarse. Me dirías «3 meses es bastante tiempo» pero ya sabes que me gusta organizar con más tiempo si es posible.

La consigna era encontrarnos el 29 de marzo en Munich para festejar el cumpleaños de Gisela.

No te puedo explicar la emoción que generó este nuevo viaje, me sentí viva, había olvidado la ansiedad, los nervios, el estrés, la energía que se mueve cuando haces algo que te gusta.

Pasaron los meses, a veces no tan rápido como uno quisiera, y en otras ocasiones más lento de lo que podría de lo que uno podría soportar sin caminar por las paredes.

Y al fin llego el día, 24 de marzo, sentada en la sala de espera del aeropuerto de Ezeiza, aguardando a que se abran las puertas de embarque. No fui la primera en iniciar el viaje, Marisa ya estaba en Roma, Gisela y Marcela estaban en Barcelona y yo iniciaba mi viaje hacia allá, hacia la ciudad donde vivió Gaudí y donde dejo su amor por la geometría y el volumen en los lugares más emblemáticos de la ciudad.

Subí al avión y me senté junto a la ventanilla, esperando ver quien me tocaba como acompañante. En esta oportunidad fue una señora mayor, de un metro sesenta, flaquita, se le notaba nerviosa.

No pude resistir las ganas de preguntar – algo raro en mi que nunca pregunto nada – a donde iba y ahí me contó que se llamaba María Amelia, que era la primera vez en su vida que se subía a un avión, que iba a Barcelona a conocer sus nietos que ya eran niños en edad escolar. Sí estaba nerviosa, sí tenía miedo, no sabía lo que iba a encontrar allá, si se iba a poder adaptar y aún así se subió al avión con su edad, ella viajaba sola.

No podía hacer otra cosa, más que hablarle de lo maravilloso que es volar y conocer nuevos lugares. El despegue fue impecable, el viaje tranquilo, el sistema de entretenimiento, bue dejémoslo ahí, y el aterrizaje ideal acompañado de unas vistas hermosas de las costas de  la península.

Una vez que aterrizamos, fuimos a buscar nuestros equipajes. Fui la primera en encontrar la valija. Espere a que Amelia encontrara la suya pero no se acordaba de que color era. Pasado un rato largo, apareció su valija, era enorme de color verde con cintas de colores, me acuerdo que pensé «como para no acordarse, es la más vistosa».

Cuando ya teníamos nuestras valijas no dirigimos hacia el área de recepción. Había bastante gente  me quise asegurar que Amelia encontrara a su hijo para que no se quedara sola en el aeropuerto.

Entonces, lo ví, levantaba la mano  en nuestra dirección, junto a él estaban dos niños, le pregunte a Amelia si ese era su hijo y me dijo que si. Juntas fuimos a su encuentro.

Después de los saludos y las despedidas, me concentre en encontrar el camino hacia el tren que me llevaría al centro de Barcelona. Ya arriba del tren me senté junto a la ventana que me permitiera ver el paisaje, saque mis lentes de sol de mi bolso y zas! una de las patillas se rompió en ese preciso momento. Me quede helada, no podía estar sin los lentes de sol, mis ojos me iban a pasar factura por eso, así que totalmente resignada decidí que el primer gasto no planificado serían unos lentes nuevos.

Luego de bajar, de milagro, en la parada correcta – pensé que me había pasado – llegue al hostel  Equity Point Centric, hice el ingreso y me toco una habitación de 6 camas en el cuarto piso donde yo era la primera en llegar.

Conectada al wifi del hostel, me puse en contacto con Gisela y Marcela y arreglamos encontrarnos para cenar.

Salí en busca de mis lentes de sol y después de probar unos cuantos y entrar casi en desesperación porque ninguno me gustaba, encontré unos que sencillamente me llamaron y no me pude resistir (al fin había acabado la tortura), los compre y salí en busca de mis amigas.

Para que te cuento que nos fue tan difícil ponernos de acuerdo en donde ir a comer como siempre, no importa donde estemos, damos las mismas vueltas – por eso las quiero.

Estábamos cenando cuando se me ocurre comentar que ese día a la noche había de adelantar el reloj por el cambio de horario. Marcela y Gisela me miraron con expresión de «de que estas hablando» y después de dudar de mis palabras, terminamos preguntándole a la mesera  si era verdad. El problema era que tanto Gisela como Marcela tenían un vuelo a primera hora de la mañana – el mismo vuelo algo que ellas desconocían hasta ese momento – y si no hacían el cambio en sus relojes podrían perder el vuelo.

Superado el tema de la hora, decidimos despedirnos hasta que nos encontrásemos en Munich.

Como verás el primer día del viaje tuvo un poco de todo pero era solo el principio. El resto te lo contaré en el próxima carta.

 Información General

 Desde el aeropuerto de Barcelona al centro de la ciudad en tren:  tomar el tren que sale de la terminal 2. Si el avión arribo en la terminal 1, podes tomar el micro que conecta ambas terminales (valor del pasaje: gratis) que se encuentra delante de la parada del Airbus Express. Una vez en la terminal 2 sacas el pasaje, aquí tenes dos opciones: un billete sencillo valido por un viaje (EU$ 4,10) o la tarjeta T10 valido por 10 viajes (EU$ 10) que podes utilizar en colectivos (bus), subte y tren en toda tu estadía. Con tu pasaje te subís al tren y tenes 20 minutos hasta la estación Sants o 26 minutos hasta la estación Passeig de Gracia. El primer tren sale a las 5.42 horas y el ultimo 23.38 horas.

 Desde el aeropuerto de Barcelona al centro de la ciudad en micro (bus): tomar el Airbus Express de Barcelona, el valor del pasaje es de EU$ 5,90

 Si quieres probar un hostel, yo me hospede en Equity Point Centric queda a una cuadra de la Casa Batlló,  a cuatro cuadras de La Pedrera y a tres cuadras de la plaza de Catalunya. Hice la reserva por Hostelworld.

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