Una mirada itinerante sobre Machu Picchu

El sol pelea con las nubes para ver quién se posa sobre la colina donde reposa la ciudadela de Machu Picchu (La Montaña Vieja).

Visitantes de todo el mundo esperan con ansias que el sol gane la batalla para poder hacerse de una foto que inmortalice el momento y deje un registro de su paso por ese lugar con historia.

Desde la primera vez que estudie historia de los pueblos originarios, allá por aquel entonces en la escuela, siempre me fascino el imperio Maya e Inca. Lo que me atrajo del imperio Inca fue, por un lado, su extensión territorial que va desde Ecuador hasta la mitad del territorio de Chile y Argentina, y por el otro, el ingenio que emplearon para ser innovadores en muchas áreas como la arquitectura, la mano-factura, la comunicación, etc.

Quizás Machu Picchu (MP) es de las atracciones turísticas más conocidas pero créeme hay fortificaciones que superan la arquitectura de la ciudadela.

Aun  así recorrer las ruinas vale la pena tanto como el camino que se hace para llegar ahí.

Cuando planifique el viaje empece a investigar que opciones tenia para llegar a MP, no solo quería ir hasta allí quería que fuese una experiencia.

Encontré que se podía hacer el camino del Inca y aunque el clásico es de 4 días, elegí hacer el de 2 días ya que solo iba a ester en Perú una semana.

Camino del Inca 2 días / 1 noche

Antes que el sol apareciera en el cielo de Cusco llevándose las estrellas, salí rumbo al valle Sagrado para llegar a la estación de Ollataytambo. El viaje lo realice en taxi pues estaba incluido en la excursión y no me iba a negar y mucho menos a  poner resistencia a las 4 de la mañana. Disfrutar de una hora y media de viaje recorriendo las calles de Cusco y viendo el paisaje de colinas y valles que empiezan a despertarse, es una buena forma de empezar el día. 

En la estación del tren, otros viajeros aguardaban con ansias la llegada del tren que los llevaría directamente a la ciudad de Aguas Calientes y digo «los llevaría» porque yo me baje en el km 104 (2.200m) donde cruzando un pequeño puente colgante sobre el río Urubamba se encuentra el punto de control, en el cual después de presentar el pasaporte se inicia la caminata.

Camine junto con el guía – si eramos nosotros dos, yo era la única que para esa fecha había contratado la excursión – hacia las ruinas de Chachabamba donde nos detuvimos para que el guía me contará un poco de la historia del lugar. Estas ruinas fueron descubiertas de nuevo en 1940, y están situadas en la antigua carretera inca que está ubicada a lo largo del lado del sur del río. La mañana era agradable, no hacia frío y aunque estaba nublado, no llovió en ningún momento.

Seguimos camino hacia el sur y empezamos a ascender la montaña, desde arriba se puede visualizar las vías del tren y mas allá de las mismas una represa eléctrica que abastece de luz a toda la zona. El sendero continua e ingresa en la selva donde después de caminar un buen rato se llega a una cascada. Al pasar la  cascada llegamos a las increíbles ruinas de WiñayWayna (2.650m) que quiere decir “siempre joven”. Las ruinas cuenta con numerosas terrazas de cultivo y para llegar a la cima donde se encuentra el templo de la luna hay que pasar por muchos pero muchos escalones para subir, pero  una vez que llegas arriba te das cuenta que vale la pena el esfuerzo, la vista es genial, el silencio solo es perturbado por la bocina del tren que pasa a lo lejos.

Y ahí, en ese momento, me dí cuenta que el hecho de ser solo dos personas y no un contingente me permite escuchar el sonido del lugar, el canto de los pájaros, el murmurar del viento, apreciar el aire puro y hasta en un punto pensar «qué bueno que estaría estar sola» para poder quedarme con todo eso solo para mi.  No hay mejor momento como ese para hacer un alto y contemplar todo lo que hay alrededor y sacar fotos.

Recuerdo que me paso por la mente «que bueno que no esta completamente despejado» (pensamiento a las 11 de la mañana), si hubiese estado solo el sol sin la compañía de las nubes, hubiese sido terrible.

Con un poco mas de caminata se llega al punto de control Wiñaywayna, donde volves a firmar un libro de ingreso y continuas el viaje, y después de muchos escalones, casi interminables, se llega al mirador de Inti Punku (la puerta solar) y desde este lugar podes ver la ciudadela en su vista completa.

Desde el Inti Punku se inicia el camino de descenso a la ciudadela hasta la casa del vigilante que es el clásico lugar donde todos se sacan la foto con la ciudad de fondo.

En este punto se presenta una gran oportunidad, más si no tenes entrada para volver al día siguiente a recorrer las ruinas, porque podes bajar del mirador y recorrer la ciudadela, claro que todo depende de la hora del día (digamos que si la tarde esta muy avanzada no se puede ver mucho) y de las fuerzas que aún posean las piernas (por más fuerza de voluntad que poseas, si las piernas no quieren cooperar no ya caso). En mi caso como tenía la entrada a MP y sobre todo a Wayna Picchu, decidí que volvería al día siguiente.

Para llagar a Aguas Caliente tenes dos opciones, bajas con el micro o caminando. Elegí la segunda opción, era gratis y podía estar en la naturaleza un poco más de tiempo, los escalones son altos y hay que prestar atención, hay que escuchar al cuerpo especialmente a las rodilla, mas si quieres subir al día siguiente, digamos que como ventaja, la opción de los escalones es el camino más corto. También se puede seguir el camino que hace el micro, el cual realiza un zig zag, eso implica caminar más pero ya no tenes que bajar escalones,  y llega un punto en que eso es una gran alivio.

Ya en la ciudad de aguas caliente, con sus calles ascendentes u descendentes (una versión más light del concepto de escalones) se puede ir a los baños termales – una muy buena opción después tanto caminar- , los mismos se encuentra al final de la calle principal y cuenta con un complejo con piletas de aguas calientes y un bar llamado Indio Feliz donde se puede cenar y / o disfrutar de algún trago, está muy bien ambientado. Es genial estar en la pileta con un trago mientras se aprecia la montaña del Wayna Picchu con las estrella en el cielo oscuro. Es algo que hay que hacer, tuve la suerte que no había mucha gente en las piletas, así que me moví de una a la otra y cuando pase por todas volví a repetir.

Al día siguiente, con el cantar de las aves y siendo muy, muy  temprano, nos tomamos el colectivo  que nos lleva directamente la entrada del complejo. Una vez adentro podes grabar tu pasaporte con sello de la ciudad, el sello lo podes encontrar cerca el sector donde se guarda las mochilas, hay una mesa en donde se encuentra el sello para que tu mismo lo imprimas en tu pasaporte.

Muchos son los que no se quieren perder la vista de como el sol revela con los primeros rayos, la ciudad que duerme cubierta por las nubes, mientras sus habitantes nos observan llegar y esperar la luz para ver lo que vinimos a buscar.

El guía empieza a contar la historia del lugar al recorrer cada rincón. Es interesante ver como las distintas castas sociales se diferenciaban por la terminación que tenían las paredes de las distintas construcciones, los bloques mas cuadrados, lisos, perfectos pertenecen al clero, los ladrillos  que calzan perfectamente como si fuesen un rompe cabeza hacen referencia a la realeza y los que lucen des prolijos hacen referencias a las clases trabajadoras (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia).

Algo que  no se puede dejar de hacer es subir al Wayna Picchu – Montaña Joven – (2.720m), tiene sus tramos tranquilos y aquellos que son muy escalonados pero definitivamente los vale. No importa que este nublado, en algún momento se abre una claro y tenes una panorámica excelente del lugar. Lo más lindo es que, por mas que vayas solo,  subís y baja en compañía, es imposible no hacer contacto con otros viajeros. Mientras que uno sube, los que bajan te dan el aliento necesario para continuar y cuando bajas, vos das el aliento a los demás y eso es genial porque recibís y devolvés.

De mas esta decir que después que bajar del Wayna, ya nada importa, el cansancio se hace presente y ya no querés subir o bajar ningún escalón más, así que si quieren un consejo, lo mejor es recorrer primero la ciudadela y después subir al Wayna.

El regreso a la ciudad de Cusco es algo maravilloso, si lo haces cuando todavía hay luz podrás disfrutar del mismo paisaje de la mañana pero con una luz distinta, la del atardecer. Las colinas y los valles muestran otro paisaje, distinto al de la mañana.

La luz del amanecer, el de la primera hora del día, muestra el despertar de la vida y la luz del atardecer muestra la tranquilidad de un día trabajado, se puede ver a los lugareños caminando de regreso, quizás a sus casas, con la vestimenta tradicional de la zona, a su propio paso. Mirando por la ventana del tren me doy cuenta que lo único que altera el silencio del valle es el mismo tren, en ese momento reconozco que soy la que lleva el ruido (o el ruido me lleva a mi?), la que es forastera en ese lugar, soy la que por un momento paso por ahí.

¿y Tenazas?

Cómo no podía ser de otra forma, Tenazas viajo conmigo. Claro que él no subió ni bajo un solo escalón! pero como siempre fue interesante sacarlo de la mochila y tomarle algunas fotos, especialmente porque la gente se ve intrigada y siempre preguntan «¿Qué es eso?» en cuanto les explico quién es Tenazas sus caras cambian en sonrisas.

  • Algunos datos que te pueden interesar:
  • Machu Pcichu es un santiario histórico de la humanidad, reconocido por UNESCO. Si te interesa saber más, podes leer sobre el Santuario Histórico de Machu Pichu.
  • Si tu sueño es llegar a Machu Pichu te invito a que leas  Como y Donde Comprar la Entrada a Machu Picchu y Huayna Picchu que escribió Andrés de Bitácoras de viajes
  • Cómo llegar a Aguas Calientes desde Cusco? Proba con Perurail
  • ¿Quieres recorrer el Camino Inca (Inka Trail)? Necesitas contratar una excursión, hay para todos los gustos, pocos días, muchos días. No te pongo un link porque la oferta es amplia.
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